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Pobreza A los hambrientos colmó de bienes, Y a los ricos envió vacíos. S. Lucas 1:53


Hay un mal en nuestros corazones que produce infelicidad, alienación con Dios y con el prójimo, guerras, entre otras cosas. Este mal es el sentido de independencia de Dios. Es el creer que no necesitamos de Dios, pues todo lo podemos hacer por nuestra fuerza. Y este estado no es exclusivo solamente de las personas que no han conocido la gracia. Lamentablemente en nuestros corazones aun insistimos en pretender que sin Dios podemos tomar decisiones importantes en nuestras vidas. Y esta pretensión es la que produce todo tipo de problemas en nuestras comunidades. La alienación de Dios tiene como consecuencia la separación o distorsión de otras tres relaciones: la relación con uno mismo, la relación con mi prójimo y la relación con mi medio ambiente. Ahora, si quieres saber quién puede restaurar estas relaciones, lo único que puedo decir es: Jesús. Él nos enseñó a que significa la libertad y verdad, viviendo de la forma en que estábamos destinados a vivir, pero que el pecado distorsionó. Dice el texto que cito: a los pobres colmó de bienes. Es cuando nos vemos y entendemos que somos pobres frente a Dios, es cuando Dios nos acoge, nos abraza, nos complementa. Entendamos esto: el Señor es la vida que necesitamos, es la luz que alumbra en nuestras tinieblas, la paz que nuestros corazones necesitan. Él no quiere que intentemos solucionar nuestros problemas por nuestra cuenta. Quiere que nos levantemos con nuestro prójimo y le aceptemos y declaremos que en Él tenemos todo lo que necesitamos. Dios te bendiga en este día.

Boris Torres


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