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Agrademos a Dios antes que a los Hombres

  • Oscar Orozco
  • 9 jun 2017
  • 3 Min. de lectura

Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.” ‭‭Gálatas‬ ‭1:10‬ ‭RVR1960‬‬

Recuerdo un día, cuando era estudiante, me tocó reunirme con otros alumnos a hacer un trabajo en equipo. Salió en la conversación que yo era cristiano y comenzaron hacerme preguntas como: ¿es verdad que a ustedes les prohíben cosas como fumar, tomar y bailar?

Muchas veces he escuchado este tipo de preguntas de personas que no han conocido a Dios ni han decidido comenzar una relación personal con Él. Solemos pensar que la religión se trata de seguir reglas sobre qué es correcto y qué es incorrecto. Si hacemos lo correcto Dios nos ama y estamos más cerca de Él y si hacemos lo incorrecto Dios nos castiga y se aleja de nosotros.

La verdadera vida cristiana es muy similar a la sana relación de un padre con un hijo. Aunque el padre ponga muchas reglas, el hijo no vive pensando en qué está bien y qué está mal, simplemente disfruta la relación del padre, procura agradarlo, seguir su consejo y enfrentar las consecuencias de sus errores.

Cuando el amor es el motor de nuestras relaciones no estamos pensando en qué está bien y qué está mal. No buscamos qué tan cerca de la línea de lo prohibido podemos vivir, sino que buscamos cuánto más podemos demostrar nuestro amor y agradar el corazón de aquel a quien amamos.

En la carta del apóstol Pablo a los gálatas, menciona lo siguiente: “Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos)”. Pablo había sido rechazado en una primera oportunidad por los hombres, decidido agradar a Dios por encima de los hombres en su manera de hablar y de vivir. Hoy en día los cristianos con nuestra forma de vivir seguimos incomodando a muchas personas que nos tildan de religiosos o de intolerantes. Pero como hijos de Dios, es nuestra responsabilidad llamarle malo a lo que Dios le ha llamado malo y bueno a lo que le ha llamado bueno. Habrá más de una ocasión en nuestras vidas en la cual tengamos que escoger entre agradar a las personas o señalarles aquello que hacen mal para que se arrepientan. No podemos agradar a Dios y a los hombres porque en algún momento la presión nos llevará a quedarle mal a alguno de los dos, y desagradar a Dios jamás debe ser una opción para nosotros. Se necesita mucho esfuerzo y valentía para seguir a Dios. Llevar el título de "cristiano" es una gran responsabilidad, si decimos que somos hijos de Dios debemos entonces vivir de tal manera que Su nombre sea puesto en alto y admirado por todos. Debemos saber que muchas veces agradar a Dios será no agradar a las personas, mucha veces exponer el pecado hará que nos llamen intolerantes, exagerados o ignorantes, pero si creemos que la Palabra de Dios es la verdad absoluta y que Él es el Señor de todo y nosotros somos sus hijos entonces debemos estar dispuestos a hablar su verdad sin temor ni restricciones, debemos estar listos para defender la verdad, proclamar nuestra fe y levantar el nombre de Jesucristo por encima de cualquier mentira, ataque e incredulidad. Fue Jesús quién murió en la cruz para hacernos libres y darnos vida eterna, ¿por qué hemos de agradar más a una persona por temor a lo que piense que a nuestro Salvador que por amor dio su vida por nosotros? Dios nos llama hoy a mantenernos enfocados en Él, más que en cualquier otra cosa. Dios te bendice.

Oscar Orozco


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