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“¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía!” ‭‭Salmos‬ ‭133:1‬ ‭R


Un comentario hebreo a los Salmos escrito en el siglo XVIII, dice que los judíos estaban unidos solamente cuando acudían a Jerusalén para celebrar la Pascua. Pero entre ellos había discriminación de clase, orgullo de tribu, ambiciones, sentido de superioridad y otros males. Estaban juntos, pero actuaban en ocasiones como si fueran enemigos. Todas esas cosas nacen del corazón del hombre y no agradan a Dios. La palabra armonía es un sustantivo que indica unidad, concordia, paz, amistad, relación sana entre las personas. Toda la Biblia contiene un mensaje de armonía. La voluntad de Dios, por ella murió Jesucristo, es que sus hijos vivan en armonía. La armonía debe empezar por uno mismo, cual perfume impregna de su fragancia una habitación. La armonía debe partir de la mente. Uno de los peores enemigos de la armonía son los pensamientos descontrolados, injustificados. Salomón lo pone muy claro: “Porque cual es su pensamiento en su corazón tal es él” (Proverbios 23:7). Si no hay armonía en nuestras mentes, simplemente no podremos vivir en armonía con los demás. Si la armonía está dentro de uno mismo, se proyecta en la congregación. Inmediatamente después de la conversión de Pablo, Lucas dice que “las iglesias tenían paz” (Hechos 9:31), y no tengo la menor duda que eso agradó a Dios. Paz es símbolo de armonía. Donde hay paz hay armonía. Donde hay armonía hay paz. La armonía en la Iglesia se rompe muchas veces por discusiones que no tienen sentido. Por comportamientos egoístas, envidiosos, orgullosos o falta de perdón. Por todo lo anterior, en este día te invito a decidir vivir en armonía y unidad con el cuerpo de Cristo. ¡Dios te bendice!

Óscar Orozco


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