top of page

Vista completa

En la obediencia está la ganancia


“Por uno solo que desobedeció a Dios, muchos pasaron a ser pecadores; pero por uno solo que obedeció a Dios, muchos serán declarados justos.” ‭‭Romanos‬ ‭5:19‬

Resulta difícil desligar bíblicamente la fe en Dios de la obediencia del creyente, y en Cristo encontramos el mejor ejemplo de obediencia. Los grandes hombres y mujeres de fe cuyas vidas hemos conocido gracias a la Palabra de Dios se caracterizan por haber dado tremendos pasos de obediencia, movidos por la fe. Desde luego no hablamos aquí de la obediencia secular, como la que debemos a los profesores mientras estudiamos o la que un empleado debe a su jefe, que muchas veces es una obediencia de mala gana o solo por cumplir. Y es que obedecer a veces es muy difícil, más cuando aquello que ha sido ordenado va en contra de nuestra voluntad humana. Digo humana, porque nuestro espíritu siempre querrá hacer la voluntad de Dios, pero nuestra carne muchas veces se rehúsa a llevarla a cabo.

Tenemos que entender una cosa de la cual no tenemos que tener la mínima duda, y es que Dios sabe porque nos está mandado a hacer lo que muchas veces nos manda a hacer. Humanamente casi siempre lo cuestionamos, queremos entender desde un principio el porqué y el para qué de las cosas; olvidamos que Dios que es un Padre Perfecto.

Muchos de nosotros somos como niños delante de Dios, pero no en el buen sentido que dice la palabra que hay que serlo para entrar al cielo, sino en el sentido que cuando Dios nos está ordenando algo, queremos saber el porqué y el para qué de las cosas antes de hacerlas.

Seguramente conoces a perfección la historia de Abraham, aquel hombre considerado amigo de Dios, pero aun cuando Dios mismo lo llamó amigo no le explicó el porqué, ni el para qué de su mandado, cuando le dijo que iba a sacrificar a su hijo Isaac. Pero Abraham no se detuvo a querer entender primero su mandato para llevarlo a cabo, al contrario, puso manos a la obra y comenzó a caminar para cumplir con lo ordenado, aun cuando seguramente no entendía el porqué ni el para qué de ello. Entendía que su hijo, había sido dado por Dios y había una misión para él.

Dios quiere que cada uno de nosotros seamos obedientes a lo que nos está demandando. Si es a vivir una vida santa, pues hagámoslo. Dejemos y alejémonos de todo aquello que nos contamina y que nos aleja de Dios, huyamos del pecado y de todo aquello que quiere atar nuestra vida.

La obediencia bíblica es hacer "por fuera" lo que realmente queremos hacer "por dentro".

¡Dios te bendice!

Óscar Orozco


bottom of page